Siempre las cosas buenas llegan a compensar los malos momentos que hemos pasado, esta vez puedo decir que la vida me sonríe, como dicen después de al tormenta siempre llega la calma y es
cierto después de varios días de vivir situaciones poco agradables me siento tranquila y hasta con
ánimos para escribirlo que es mucho mejor, confieso que a veces el escribir cosas tristes o reflejar
aquí mi estado de ánimo lejos de ayudar solo me angustia más. Aunque me gusta compartirlo en
este espacio que aunque dudo mucho que alguien pueda leerlo que inclusive a quien lo lea quizá
poco le interese, de todas maneras ahí está.
Esta mañana conversaba con una persona de edad mayor quien me comentaba que él todos los
días se levanta con energía y mucha alegría por disfrutar la vida que él tiene, sea esta como sea,
con todos los sabores y sin sabores que le ha tocado conocer, pues él solo agradece estar vivo y
en este mundo, que si bien es cierto no es el ideal o el que él puede añorar para sus nietos, si es
ese en el que él puede compartir con ellos las maravillas de la vida.
Al escucharlo hablar con tanta alegría y emoción, movió ciertas fibras en mí, inclusive hasta me
hizo reflexionar un poco y claro que fué así, por que me considero una persona sensible
(pésimista) pero sensible y quienes me conocen lo saben. No cabe duda que todos los días se
aprenden cosas nuevas, y lo más interesante de aprender de la vida, es que nunca sabes que
lección te espera al día siguiente. Pueden ser desde cosas tan triviales y simples hasta cosas tan
profundas que te hagan dar un giro a tu vida o un importante cambio de actitud ante ella.
